Literatura pornográfica occidental : sadismo y masoquismo
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Mostrar el registro completo del ítemResumen
El erotismo connota, sugiere, implica, mientras que la pornografía denota, muestra, revela. Tanto en un caso como en otro, la decodificación de sus representaciones en imágenes posibles parte del receptor-lector que asume un papel voyeurista. Aunque toda literatura procede de la intención del autor, tal intencionalidad se limita a la escritura, a la producción del aparato de significación investido del contexto paratextual del que surge el hacedor. El lector decodifica las circunstancias de ensamblaje textual utilizando su sistema de competencias psicológicas, sociales y literarias de manera conciente o inconsciente. Sin más, el lector-voyeur decide cuándo una representación es pornográfica y cuándo es erótica, consideración que varía de acuerdo a la precognición de cada concepto en particular. Más allá de la censura exterior, la mirada del lector colabora con la recreación visual de un lenguaje imaginativo que engendra, silenciosamente, el sitio de la trasgresión. De esta manera podemos suponer la existencia de otro lenguaje, el de la censura, que completa con palabras el lugar silenciado, lo cual no implica la desaparición del lenguaje silenciado de la representación imaginativa. De manera genérica, el lenguaje de la censura recurre a expresiones que inculpan de mal gusto u obscenidad a la escritura pornográfica, con el pretendido propósito de provocar una acción de rechazo en el consumidor. Por lo tanto, quien es partícipe de su existencia, escritor o lector, pasa a ser rotulado como pornógrafo por partida doble. Estos agentes acusadores del mal gusto sufragan en favor de la proliferación estética de esta tendencia, colaboran con el mercado de sexo gratuito y estéril de la mostración simple y llana del acto sexual, y terminan siendo cómplices de la postración del orden estatuido. Con estos argumentos minimalistas, el lenguaje de la censura desvaloriza obras de arte porque recurren a representaciones catalogadas como obscenas y horadan las fronteras del canon estético del buen gusto. El problema reside en la falta de separación entre realidad objetiva y realidad ficcional. Dos mundos distintos que sólo se reúnen en la codificación del escritor y en la decodificación del receptor, pero que se excluyen del producto en tanto unidad artística. Si los censores temen por la integridad psíquica y física de quienes consumen literatura pornográfica, confunden ficción con realidad, lo cual demuestra que la verosimilitud alcanza un grado de veracidad inmanejable para quien lo juzga. Tal confusión deviene de fines del medioevo, momento en que comienza la separación entre literatura e historia. La falta de disociación entre ambos campos condujo a censuras inquisitorias carentes de objetividad. Si las palabras desnudan la realidad figurada, lo verosímil se transforma en verídico cuando la ficción abre grietas en la realidad experiencial del sujeto lector, favoreciendo una conciente mirada esquizofrénica que le permita discernir entre un contenido latente y otro oculto. La puesta en relieve del contenido oculto a partir de la nominalización del lenguaje del silencio asiste a la desocultación de mecanismos coercitivos que tienden a disciplinar los cuerpos mediante la represión de la imaginación recreativa. De este modo, un acercamiento al material vigente sobre teoría de la pornografía permitirá arribar a una aproximación definitoria del tipo de literatura denominada pornográfica. (Texto extraído de la "Introducción" a modo de resumen)
Autor/a
Druille, Paola Ivone
Director/a
Alesso, Marta Elena;
Fecha
2007Tipo de documento
tesis
Subtipo de documento
tesis de grado
tesis de grado
dc.language.iso
spa
Materias
Literatura : : Literatura pornográfica;
Ubicación en el estante: T 176.8 DRUl
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https://repo.unlpam.edu.ar/handle/unlpam/2309Registros en colección
- Tesisg [1853]